Martes 22 de Octubre de 2024

Hoy es Martes 22 de Octubre de 2024 y son las 06:37 - Achával recorrió la Casa de Desarrollo Humano del barrio Salas / Cuatro individuos fueron detenidos por la Policía y la Guardia Urbana, acusados de múltiples robos a vehículos / Con una bala en el cuello hieren a mujer en Del Viso / Más de 2700 personas participaron de la 6° edición de la Maratón Escobar Hambre Cero / Gran inauguración de la 61ª Fiesta Nacional de la Flor, una edición llena de atractivos y sorpresas / Novena Sesión Ordinaria en el Concejo Deliberante de Escobar / Gran demanda hotelera en Escobar por la Fiesta Nacional de la Flor / Escobar: el proyecto de Guardia Urbana y Policía Municipal suma apoyos en distintos espacios de Derechos Humanos / Garín: cuatro detenidos por balear a una persona / Por primera vez, el Municipio otorgó subsidios a Centros de Estudiantes para que desarrollen sus propios proyectos / Fiesta de la Flor: Susana Giménez participará de la inauguración / Streaming, talleres y la juventud como protagonista: las propuestas de Escobar Sostenible en la Fiesta de la Flor / Cuenta regresiva para el gran desfile de carrozas de la Fiesta Nacional de la Flor / Abrió Malba Puertos, otro hito para la cultura de Escobar / Federico Achával festejó el Día del Jubilado en los clubes municipales de Pilar / Escobar Sostenible: la Diplomatura en Conservación de la Biodiversidad de la UBA, abierta a estudiantes del distrito / La Municipalidad amplía la obra de repavimentación de la avenida Tapia de Cruz / Finde en Escobar: festejos por el Día de la Primavera y del Estudiante y los shows de Lucas Upstein y Anita Martínez son los eventos destacados / Escobar Sostenible: la Municipalidad abre un espacio para jóvenes comprometidos con el ambiente / Convocatoria laboral: inscripción abierta para sumar personal a las nuevas fuerzas de seguridad municipales /

  • 22.5º

22.5°

CLIMA EN SAVIO

22/10/2024

La desoladora y breve vida del hombre más alto del mundo: el chico que quería ser feliz y terminó convertido en fenómeno de circo

Fuente: telam

Robert Wadlow medía 2,72 metros cuando en julio de 1940 murió: tenía 22 años y la tarde anterior había sido la principal atracción de una feria provincial. Lo mató una infección producto de su propia condición. Era un joven que caminaba lento y encorvado, ayudado por férulas. La curiosa vida de un hombre que le resultaba incómodo vivir y que además de ser el más alto, también era el más solo del mundo

>Robert Wadlow fue el hombre más alto del mundo. Al momento de su muerte medía 2.72 metros. Nació en 1918 y murió en 1940. Sólo vivió 22 años. De haber vivido más, hubiera sido más alto aún. Nadie, antes o después, llegó a medir tanto como él. La posteridad se la otorgaron los dos o tres centímetros que le sacó de ventaja a otros.

En la actualidad, el avance de la ciencia impide que otros Roberts lleguen tan alto. La medicina ha logrado contener estos crecimientos desmesurados regulando el funcionamiento del cuerpo y, en especial, de la glándula pituitaria.

Una enumeración no exhaustiva de algunos de sus hitos de su altura:

Un día en primer grado le pasó lo que tantas otras veces. No pudo controlar su cuerpo, no supo cómo calcular una distancia (que a él le cambiaba todos los días) y se golpeó la cabeza. Se puso a llorar desconsoladamente. Convergía el dolor físico con la frustración. La maestra se acercó a consolar a su alumno de seis años. Pero para tranquilizarlo, para secarle las lágrimas tuvo que ponerse en puntas de pie. Era la única manera que tenía de hacerlo.

Durante su infancia, la mayoría de las personas parecía olvidar que era un niño. Se sorprendían con su conductas infantiles, engañadas por su talla física. Iba al colegio, tenía un óptimo rendimiento escolar y se llevaba bien con sus compañeros aunque no pudiera compartir con ellos muchas de las actividades. Según los especialistas, su inteligencia era superior a la de los chicos de su edad. Quizá el motivo fuera que estaba obligado, sólo por su apariencia, a actuar como si fuera mayor. La imposibilidad de compartir actividades con otros chicos hizo que se refugiara en la lectura. Leía, dicen, alrededor de 300 libros al año.

Al principio sus padres buscaron antecedentes familiares de personas altas. Porque ninguno de los dos se destacaba en ese aspecto. Eran otros tiempos, había menos información y nadie podía concebir que crecer demasiado llegara a ser un problema. Cuando bastante años después llevaron a Robert al médico, escucharon hablar por primera vez de la glándula pituitaria y del gigantismo.

Se calcula que necesitaba consumir un promedio de 8.000 calorías diarias. Era flaco pero llegó a pesar 222 kilos. Ese peso había que distribuirlo en sus 2.72 metros de altura. Las notas periodísticas se demoraban consignando cuantos metros de tela requería un saco.

Cuando fue boy scout un periodista remarcó lo obvio: el de Wadlow era el uniforme más grande alguna vez confeccionado en la historia de la institución. Una filmación de la época muestra a Robert saltando por encima de un compañero y cómo -después de un simulacro que pretende ser gracioso- los demás chicos no podían saltarlo a él, entonces pasaban entre sus pierna como si el compañero fuera una especie de túnel. También están los récords que quedaron anotados según quien haya logrado resguardar algún elemento o prenda. El calzado de mayor número (sus zapatos tenían el tamaño de un diario desplegado), el anillo masónico más grande, el sillón individual más ancho y así.

En sus giras debía dormir en hoteles que no habían calculado la estadía de este huésped gigantesco, que nunca habían imaginado una situación de este tipo. Así se juntaban las camas necesarias para que Wadlow pudiera descansar. La excepción fue un hotel de provincias que sabiendo con antelación de su visitante mandó a confeccionar una en la que él entrara con comodidad. Durante años el establecimiento usó el episodio para promocionarse y para demostrar cuánto pensaba en las personas que se alojaban en él.

Robert caminaba con dificultad. La circulación de sus piernas no era buena. Las articulaciones no podían resistir esa estructura. La diferencia de porte nunca la pudo aprovechar. No tenía permitido practicar deportes. No se sabía cuánto podía aguantar su corazón. Algunos se lo imaginaban como jugador de básquet. Era demasiado obvio y tentador: parado al lado del aro sólo tenía que depositar la pelota en él sin oposición una vez que se la hicieran llegar.

A veces ni siquiera podía soñar con libertad. Todo se ceñía a su desmesura. Le preguntaron a quien quería parecerse, una variante de la pregunta que alguna vez le han hecho a todos los niños del mundo: ¿qué querés ser cuando seas grande? Soñaba con ser como el héroe de muchos en ese tiempo, como Lindy, Charles Lindbergh el aviador que atravesó el Atlántico. Pero Robert no podía, como otros chicos, soñar con libertad. Después de mencionar al aviador tuvo que consignar: “Claro, si lograra entrar en el avión”.

Su condición de fenómeno, en esos años, tenía un sólo destino: el circo. Así mientras otros chicos entraban en la adolescencia, se preocupaban por el acné y por la chica que les gustaba, Robert Wadlow entraba en la arena para que cientos de espectadores asombrados lo escudriñaran. No se disfrazaba ni desplegaba ningún show. Se presentaba con su traje, con corbata y sonreía y charlaba con el público. El presentador o alguno de los payasos del Ringley’s acercaban a él algunos de los elefantes que eran parte del espectáculo para que la gente pudiera comparar tamaños.

También fue modelo publicitario. De gorras y de zapatos. Su celebridad se extendía por todo Estados Unidos.

Había nacido en un pueblito de Illinois. Su celebridad excedió a Alton. Pero allí, en ese poblado, sus rastros se encuentran por todos lados. En el museo local varias de sus pertenencias y en medio de la plaza principal una estatua tamaño natural de Robert Wadlow, para que los visitantes tomen inmediata noción de la presencia física, para que entiendan por qué era conocido como El Gigante de Alton.

En uno de esos viajes fue con su progenitor al bosque de sequoias, esos árboles inmensos. “Papá, es la primera vez en mi vida que me siento pequeño ante algo”, dijo Robert.

Esa noche, a mediados de julio de 1940, Robert Wadlow murió mientras dormía. Tenía 22 años y estaba lejos de su casa.

Su madre quemó y rompió todas las pertenencias de su hijo mayor. No quería que se convirtieron en reliquias buscadas por coleccionistas de fenómenos y de rarezas, quería que su hijo fuera recordado como un buen chico y nada más.

Hubo quienes afirmaron que Wadlow no había sido el más alto de la historia. Dudas en tierras de gigantes. Hablaban, en realidad, de seres mitológicos, bíblicos o de fantasía. Por ejemplo de Og, Rey de Bashan, que según la tradición medía 9 codos asirios o algo así como cinco metros.

Ante los intentos de rebatir la supremacía de Wadlod en su rubro sostuvieron: “La única prueba admisible sobre la verdadera altura de los gigantes, es aquella que ha sido realizada bajo supervisión médica imparcial”.

Según los registros actuales, el hombre vivo más alto del mundo es el turco Sultan Kösen. Tiene 41 años y mide 2. 51 mts. Pero debido a los problemas de columna, se ha encorvado y perdió al menos 20 centímetros. Alguien creyó que había tenido la mejor idea de la historia cuando contrató a Sultan para que jugara en el primer equipo de básquet del Galatasaray. Ya se vio que con el caso de Wadlow que el plan no funcionaría. Sultan casi no pudo entrenarse y nunca llegó a debutar. Los problemas de salud, y en especial los de sus rodillas, impiden la práctica de cualquier deporte (aún de manera amateur).

De todas maneras Robert Wadlow es quien sigue siendo reconocido como el hombre más alto que alguna vez haya vivido. Acaso también podría figurar en otra de las páginas de ese libro de hazañas muchas veces inútiles, inexorables o que nadie reclamó. Robert Wadlow podría aparecer como el niño y adolescente más solo del mundo.

Fuente: telam

Compartir