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25/01/2025

Asesinó con un hacha y la culpa lo transformó: cómo leer hoy “Crimen y castigo”

Fuente: telam

Publicada en 1866, esta obra maestra de Dostoievski sigue vigente al abordar dilemas universales sobre la justicia, la moral y la lucha interna de un hombre marcado por un asesinato

>En una tarde calurosa de San Petersburgo, un joven de aspecto demacrado camina por la ciudad sumido en pensamientos sombríos. Su nombre es Rodión Raskólnikov, un estudiante sin recursos que ha ideado un plan que cambiará su destino. Con un hacha escondida bajo su abrigo, se dirige a la casa de una vieja prestamista, Alyona Ivanovna, a quien considera una parásita social. Al llegar, la asesina brutalmente y, porque lo ve, también acaba con la vida de su hermana, Lizaveta. Lo que sigue no es la liberación que esperaba, sino un tormento interno que lo llevará al borde de la locura.

Esto es lo que ocurre en Crimen y castigo, la novela de Fiodor Dostoievski publicada en 1866. Dostoievski escribió gran parte de la novela en condiciones de urgencia debido a deudas de juego y este apremio le dio al relato una intensidad febril que se refleja en la prosa.

La obra sigue el descenso de Raskólnikov en la culpa y la expiación. Su crimen se basa en una teoría que ha elaborado: la humanidad se divide entre seres ordinarios, que deben obedecer la ley, y seres extraordinarios, capaces de transgredir las normas en nombre del progreso. Inspirado por figuras como Napoleón, se convence de que él pertenece a esta segunda categoría. “¡Un solo crimen y cien buenas acciones!”, llega a afirmar mientras justifica su acto. Sin embargo, lejos de consolidar su superioridad, el asesinato lo sumerge en una espiral de paranoia y desesperación.

La Rusia del siglo XIX estaba marcada por tensiones sociales y filosóficas. Dostoievski escribió Crimen y castigo tras regresar de su exilio en Siberia, donde fue condenado por conspirar contra el zar Nicolás I. En la novela, se refleja el conflicto entre el pensamiento racionalista occidental y la espiritualidad rusa. El nihilismo, que sostenía la negación de los valores tradicionales, permea la obra. Raskólnikov es el prototipo del intelectual atormentado que rechaza la moral establecida, pero que al final debe rendirse ante la fuerza de la fe y el amor.

Crimen y castigo sigue vigente porque aborda dilemas universales. La idea de justificar el mal por un supuesto bien mayor resuena en distintas épocas. La figura del antihéroe, tan presente en la literatura moderna, tiene en Raskólnikov uno de sus modelos primordiales. Su angustia existencial, su lucha interna y su búsqueda de redención siguen siendo temas de debate filosófico y literario.

La novela no ofrece respuestas definitivas, sino que invita a cuestionar. “Sufrir y llorar es también vivir”, reflexiona Raskólnikov en un momento de desesperación. Su viaje a Siberia al final de la obra simboliza la posibilidad de una nueva vida, un renacimiento que no se da por un castigo legal, sino por una transformación interna.

Para leer Crimen y castigo en el siglo XXI, es útil comprender su contexto y sus referencias filosóficas. No se trata solo de una historia de crimen, sino de una exploración psicológica profunda. La clave está en seguir la evolución de Raskólnikov, entender sus motivaciones y reconocer los símbolos que Dostoievski introduce: la pobreza como opresión, el hacha como instrumento de transgresión, la confesión como camino hacia la redención.

El lenguaje de la novela puede resultar desafiante para los lectores contemporáneos debido a su estilo decimonónico, sus largos monólogos internos y su compleja exploración psicológica. Sin embargo, las traducciones modernas han facilitado su acceso, y con una lectura pausada es posible apreciar la intensidad emocional y filosófica del texto. Además, un lector actual puede beneficiarse de materiales complementarios como ensayos, guías de lectura y debates en foros literarios para enriquecer su experiencia.

Rodión Románovich Raskólnikov: Es el protagonista de la novela, un exestudiante pobre e intelectual atormentado que justifica el asesinato de una prestamista con la idea de que algunas personas extraordinarias tienen derecho a transgredir la ley para un bien mayor. Sin embargo, tras cometer el crimen, sufre una profunda crisis de culpa y paranoia.

Sofía Semiónovna Marmeládov (Sonia): Hija de un funcionario alcohólico, se ve obligada a prostituirse para mantener a su familia. Representa la bondad y la redención a través del sufrimiento y la fe cristiana. Su amor y compasión por Raskólnikov juegan un papel clave en su arrepentimiento.

La última imagen de la novela es poderosa: Raskólnikov, en la prisión de Siberia, encuentra en Sonia un motivo para vivir. Junto a ella, abre el Evangelio y empieza a leer. “Pero aquí empieza otra historia, la de la lenta renovación de un hombre”. No hay un final cerrado, sino el inicio de una nueva etapa.

Fiódor Dostoievski, a través de su obra, nos deja una pregunta vigente: ¿Hasta dónde puede llegar el ser humano en su afán de justificar sus actos?

♦ Fiódor Dostoyevski nació en 1821 y murió en 1881.

Sus obras exploran la psicología humana en el contexto de la Rusia zarista.

Fuente: telam

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