Martes 20 de Mayo de 2025

Hoy es Martes 20 de Mayo de 2025 y son las 19:37 -

  • 12.7º

12.7°

CLIMA EN SAVIO

ACTUALIDAD

20 de mayo de 2025

La pobreza de los jóvenes, el electorado roto de Milei y el discurso viejo de la política tradicional

Un porcentaje relevante de los jóvenes vive en condiciones deplorables: familias estalladas, escuelas vacías, droga en los barrios, violencia generalizada. Un estudio del Centro de Investigación y Acción Social revela la situación de extrema vulnerabilidad y falta de esperanza en la que conviven en los barrios populares del AMBA. Cómo impacta el discurso de Milei y la distancia entre las propuestas tradicionales y la realidad de la juventud. Por Roberto Navarro

“Pablo, de 17 años, abandonó la escuela secundaria porque es el mayor de siete hermanos y viven solos con su madre. Ella le pide que falte a la escuela y salga a cartonear para poder comprar comida. La necesidad de ingresos empuja a estos niños al trabajo infantil, limitando las narrativas de futuro que puedan construir”.

“Enzo, del barrio San Ambrosio, cuenta que vive en la calle desde los 14 años porque su padrastro lo golpeaba, y ahora no quiere ser testigo de cómo maltrata a sus hermanos.”

“Joaquín, de 20 años, de barrio Mitre, describe la omnipresencia de la droga en su barrio: 'Corre mucho la droga. Hoy en día hasta te quieren pagar todo con droga; no existe la plata, te pagan con droga. Cuando en la calle sale una changa es, ‘¿te pago con droga o te pago con plata?”

“Analía, 17 años, de Fuerte Apache, se lamenta: 'A veces voy a la escuela y no encuentro a nadie. A veces los profesores no llegan a tiempo o no pudieron venir, y te quedas ahí sola'. 'Un lugar vacío. Los pibes faltan, los profes también'”

Pablo, Enzo, Joaquin y Analía, son cuatro de los adolescentes que participaron en un trabajo de campo realizado por El Centro de Investigación y Acción Social, la institución de jesuitas liderada por Rodrigo Zarazaga, entre jóvenes de 16 a 24 años del AMBA. Es una encuesta de 600 casos y 47 entrevistas. Lejos de ser un grupo marginal, el universo de estudio abarca un amplio grupo social: el 34% de los jóvenes del país vive en el AMBA y se estima que el 40% de los jóvenes del Conurbano Bonaerense vive en barrios populares o zonas vulnerables. No es una encuesta entre un grupito de indigentes. Es representativo de cómo vive una familia pobre promedio en una país con 40% de pobreza. 

El 76% de los jóvenes entrevistados mencionaron que tuvieron que salir a trabajar desde niños para ayudar en el hogar. 

Los casos van desde una joven que es cuidada por su abuela porque su madre “prefirió ocuparse de su pareja, en vez de nosotros”, hasta una madre que no logra contener a sus hijos, quienes, siendo menores de 15 años, ya son “soldaditos”. Ella dice: “Yo derrapé y no pude evitar que derraparan ellos también”. En el extremo del abandono, una joven de Kilómetro 13 explica que su madre no la cuida “porque está presa por problemas de narcotráfico”. Otra joven, que también se siente abandonada, comenta que cuando le pregunta a la madre de qué trabaja, ella le responde: “Mejor que no sepas”. 

Esta radiografía social del AMBA no aparece en el discurso de la política tradicional. Las promesas de más derechos, trabajos en blanco, aguinaldo y jubilación suenan demasiado lejanas. Aunque la muestra se realizó entre jóvenes da cuenta de la vida de sus padres y sus abuelos. Estamos hablando de un porcentaje muy alto de la población. Aunque la situación empeoró con la llegada de Milei, no se llegó hasta acá en el año y medio en que gobierna. Hace mucho tiempo que vienen cayendo. La pandemia los terminó de hundir y no salieron más. 

La evidencia reunida muestra un fuerte debilitamiento de la narrativa tradicional de movilidad social entre los jóvenes de barrios populares. El 40% de ellos sigue relatando su vida a partir de ella, sin embargo, expresan serias dudas sobre sus posibilidades de realizarla: el 20% reduce sus aspiraciones al mínimo; otro 40% las abandona: "Yo ya no tengo futuro”. Entre el 40% de los que luchan por integrarse a la sociedad mediante sus esfuerzos en el estudio y el trabajo, se encuentran jóvenes emprendedores que buscan desarrollar sus propios negocios. Es decir que los que tienen aún alguna ilusión no la encuentran en el empleo tradicional que promueve el peronismo, sino en el campo individual que impulsa el neoliberalismo. 

Un tercio de las jóvenes mujeres relatan haberse sentido desprotegidas por sus madres ante la violencia o el abuso de sus padrastros. En estos contextos, es común detectar depresiones, bulimia y anorexia no tratadas, e incluso a veces no diagnosticadas. Entre los casos más extremos de abandono, se encuentra el 17% de los jóvenes entrevistados que vivieron su infancia en situación de calle. “Lara, de 20 años, de Kilómetro 13, también vive en la calle desde niña: su madre fue encarcelada por narcomenudeo y ella ejerce la prostitución para mantener a sus hermanos menores. Brian, de 18 años, de Fuerte Apache, fue echado de su casa a los 12 años tras una pelea en la que su hermano mayor lo apuñaló”, señala el informe.

A menudo, la academia y el periodismo se preguntan, recordando la crisis de 2001, si están dadas las condiciones para un estallido social. El informe asegura: “Nuestras observaciones indican que muchas familias de barrios populares ya han estallado”. 

Este estudio y estas historias que reflejan la vida de un segmento importante de la sociedad no tienen representación política ni mediática, no están en el mapa cotidiano del diálogo político: no existen y entonces no figuran en las propuestas electorales de los partidos tradicionales. Milei no los menciona, pero está claro que parte de ellos se sienten representados por ese hombre roto, enojado y violento que los convoca sin nombrarlos. Eso no significa que todo el que vota a Milei esté en estas circunstancias. Su voto atraviesa todas las capas sociales y responde a distintas razones. Pero es un indicio de la conformación de ese núcleo duro de jóvenes varones que lo sigue. 

Aquella movilidad social que nació con Juan Domingo Perón, que se forjó en los guardapolvos blancos igualitarios y en las playas de Mar del Plata aún vive en los deseos de los adolescentes, pero agoniza en la realidad cotidiana. 

Más del 90% valora estudiar y no sólo aspira a completar sus estudios secundarios, sino también a continuar su formación académica: del total de encuestados, el 21% desea alcanzar estudios terciarios, mientras que un 40% tiene como meta obtener un título universitario. Estos datos alentadores chocan, sin embargo, contra una realidad más preocupante: el 57% de los jóvenes entre 19 y 24 años no terminó la secundaria.

 

Escuela desbordada

El trabajo cualitativo revela la imagen de una “escuela desbordada”. De los 47 jóvenes entrevistados, únicamente un tercio narra experiencias escolares positivas o satisfactorias, mientras que los dos tercios restantes tienen experiencias negativas o muy negativas.

En las entrevistas también surgen relatos de jóvenes que dejaron la escuela por depresión, especialmente durante la pandemia, o por cuidar a un familiar, hermanos más chicos o padres enfermos.

En el trabajo cualitativo, el consumo de drogas aparece también como causa de abandono escolar. Entre los 29 jóvenes que no terminaron secundaria, diez abandonaron por estar en situación de calle y tener problemas de adicciones crónicas.

A los graves problemas personales y familiares que afectan la terminalidad y regularidad educativa se les suma la percepción generalizada entre los jóvenes de que la escuela es un lugar “vacío” y “violento”. Los jóvenes relatan que, con frecuencia, no tienen docentes en el aula o las clases se suspenden debido a paros, jornadas docentes o problemas estructurales en la escuela.

 

Violencia

Más grave, pero tan generalizada entre los jóvenes como la imagen de “escuela vacía”, es la imagen de “escuela violenta”. Más de la mitad de los entrevistados fueron testigos directos de hechos de violencia grave entre compañeros o hacia los docentes. Se califican como “graves” porque las narraciones incluyen palizas, armas, heridas con armas blancas y alumnos golpeados hasta el punto de requerir hospitalización. La violencia y el consumo problemático, habitual en las calles, se cuelan en la escuela, que se ve claramente desbordada.

Sebastián, 24 años, cuenta: “Lo malo que está pasando en el barrio es que los transas, que venden muchas falopas, están destruyendo a la gente. Ahora es mucho más, se está poniendo cada vez peor el barrio. Se ve porque hay mucha gente que va y viene, compran y se van, roban y vuelven... es feo, es feo… yo la pasé”. El transa aparece en los relatos como alguien que gobierna la esquina.

Estas familias llevan varias generaciones de una situación precaria. No es justo responsabilizar a todos por igual. No es lo mismo el kirchnerismo que entregó la Asignación Universal por Hijo, abrió universidades en el Conurbano, ayudó con el plan Progresar y apoyó a los mayores con la jubilación que lo que está haciendo Milei, que sacó al Estado del territorio, desfinanció a las organizaciones sociales y precarizó el empleo. Pero está claro que es el subdesarrollo del que el país nunca salió el que no brinda oportunidades a una franja importante de la sociedad. La pandemia les dio un golpe grande. Luego llegó Milei. 

 

La llegada de Milei

“Durante su primer año de gestión, el gobierno del presidente Javier Milei llevó adelante el mayor ajuste del gasto social desde que se desarrolla este informe en 2002”, señala el estudio. La mayor parte del ajuste se concentró en las políticas sociales destinadas a jóvenes y adultos: programa Progresar y planes de cooperativas, que representaron 2 de cada 3 pesos del ajuste en el gasto social durante 2024. El resto del ajuste -uno de cada tres pesos- se concentró en jubilaciones y pensiones no contributivas para adultos mayores. Este segmento experimentó una caída de sus ingresos por jubilaciones del 14,9% en 2024 respecto a 2023.

 

Relacionarlo con la abstención

Estos jóvenes abandonados a la buena de Dios, que conviven en un clima de violencia y droga, que aún tienen esperanzas, pero que fracasan una y otra vez, tienen que votar y se encuentran que entre las opciones están los que gobernaron los últimos años, mientras crecían y sufrían. Es difícil seducirlos con un discurso tradicional. Si hay una posibilidad en el campo popular será entre los más jóvenes, entre los que aún no gobernaron. Pero deberán ajustar su estrategia y su propuesta a un electorado al que le queda poca ilusión y mucha desconfianza. La abstención es un síntoma de frustración y bronca, que golpea a todos los partidos. El peronismo no pudo ganar capital con la derecha dividida en cuatro candidatos y aunque le fue bien en las zonas más pobres, fue donde menos gente fue a votar. Incluso si gana la provincia de Buenos Aires, es evidente que perdió a buena parte de los jóvenes que dejaron de ver un horizonte en sus propuestas.

Por Roberto Navarro

Fuente: El Destape

COMPARTIR:

Comentarios

Escribir un comentario »

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!